Titulares del informe PISA

La OCDE acaba de publicar el estudio PISA, que cada tres años mide las habilidades matemáticas, lectoras y científicas de miles de alumnos de 15 años en todo el mundo. Esta última edición se ofrece en dos volúmenes: en total, más de 900 páginas de informe, con todo tipo de datos sobre el estado de la educación en el mundo. Los primeros titulares, por eso, suelen ser algo apresurados y simplificadores.

Por no repetir lo que ya se ha contado en otros medios, voy a subrayar tres datos “alternativos”. El primero tiene que ver con las ciencias, la materia en la que esta edición ponía el foco. Es cierto que a los chicos se les dan mejor, y que les interesan más, pero existe una gran variedad en función del campo concreto. Por ejemplo, mientras que solo un 5% de las chicas encuestadas querrían trabajar en el sector de la ingeniería (por un 12% de los varones), en el de la salud ocurre lo contrario: un 17,4% frente a un 6% respectivamente.

El informe dedica muchas páginas a comparar la equidad de los sistemas educativos: cómo influye el estrato socioeconómico de los estudiantes en su resultado. Aquí, a veces los medios presentan como simple algo que es complejo. Un ejemplo es el caso de España. El efecto del factor socioeconómico resulta levemente mayor que la media. Sin embargo, esto es compatible con que sea uno de los países donde los estudiantes de los estratos socioeconómicos más bajos obtienen mejores puntuaciones medias, o donde exista un mayor porcentaje de alumnos “resilientes”: aquellos de los estratos más bajos que obtienen muy buenos resultados. Otro dato interesante para el debate educativo en España es que las desigualdades se producen a nivel intra-escolar y no inter-escolar. Más que colegios con alumnos de buenas notas y colegios con estudiantes rezagados, lo que existe es una gran variedad dentro de cada centro.

Por último, el informe PISA desmonta la idea de que más gasto equivale a mejores resultados. Esta relación, explican los expertos, solo se da en los países donde se gasta poco (menos de 50.000 dólares PPP por estudiante hasta los 15 años). A partir de ahí, apenas existe una relación entre ambos factores. Polonia y Dinamarca, por ejemplo, obtienen la misma puntuación media, pero Dinamarca gasta casi un 50% más por alumno