Se buscan nietos para abuelos solitarios

En el año 2013, Alberto Cabanes, un joven de 25 años, se encontraba visitando a su abuelo en la residencia para mayores en la que vivía en Ciudad Real, cuando escuchó el deseo de otro de los ancianos a los Reyes Magos: “Quiero un nieto”. Bernardo Cea, de 86 años y sin descendencia directa, tuvo una adopción “tardía”. Ahora Alberto le visita semanalmente para conversar o jugar una partida de cartas. La experiencia ha sido tan buena que su iniciativa personal se ha transformado en una ONG con más de 500 voluntarios, 27 residencias y 250 ancianos en 20 ciudades de España. Nueve países buscan replicar su modelo de voluntariado.

Este emprendimiento busca ayudar a paliar la soledad de los mayores, pero sobre todo busca rescatar la figura de los ancianos como un valor de la sociedad. Su fundador lo explica así: “El objetivo de crear Adopta Un Abuelo no es sólo el de paliar las horas de soledad de nuestros mayores, sino también el de resaltar la figura de todos los abuelos y abuelas del mundo. Hay que recordar que gracias a ellos, hoy vivimos en un país desarrollado en el que podemos servirnos un vaso de agua directamente del grifo, encender una luz o viajar cómodamente en tren”.

Por ello, en las casi 150.000 horas de compañía que llevan desde que comenzó la ONG, los voluntarios no solo “están” sino que intentan aprender de sus abuelos y también enseñarles cosas nuevas. Cada mayor es acompañado una vez por semana durante nueve meses y los voluntarios se turnan, dos por cada abuelo, para no crear dependencias. Los jóvenes tienen la oportunidad de aprender de las experiencias de los mayores y estos se sienten acompañados y renovados por sus “nietos”. Es un ganar–ganar.

Esta iniciativa es una nueva manera de trabajar contra la soledad que afecta a muchas personas y que se está convirtiendo en un problema grave en algunos países asiáticos y europeos. Es también una buena señal de una sociedad que quiere un futuro, tal y como dijo el Papa Francisco en su homilía de Santa Marta en noviembre de 2013: “Un pueblo que no custodia a los abuelos, un pueblo que no respeta a los abuelos, no tiene futuro, porque no tiene memoria, ha perdido la memoria”. Adopta un Abuelo quiere recuperar nuestra memoria.




Pepita mola, y mola mucho

Pepita es una niña muy especial. Es especial porque su madre le ha hecho una cuenta en Instagram (@pepitamola) que tiene más de 189.000 seguidores. También es especial porque cientos de personas le escriben diariamente para animarla y comentar en sus fotos. Y también es especial porque tiene un cromosoma 21 extra. Y esto, en palabras de su madre, la hace extra especial. Con sus hashtags divertidos (#superpepita, #extrachromosomeextracute o #theluckyfew) y sus fotos simpáticas, Pepita ha conquistado el mundo de Instagram. Con apenas 2 años, ha conseguido concienciar a miles de personas de la necesidad de normalizar el síndrome de Down y de luchar contra los estereotipos.

https://www.instagram.com/p/Bb7YRTeDqp6/?hl=es&taken-by=pepitamola

Ayer, 3 de diciembre, la ONU celebró el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Se trata de un día dedicado a fomentar la integración en la sociedad de las personas con discapacidad y esto es justamente lo que Pepita está logrando. Su madre, Fabiola, ha comentado en numerosas ocasiones cómo una cuenta de Instagram de una madre estadounidense con un hijo con el mismo síndrome le ayudó y le tranquilizó cuando nació Pepita. Estas cuentas se dedican a mostrar que estos niños tienen una vida normal, que son felices y que aportan mucha alegría en sus familias. Esto, en momentos difíciles, puede transmitir la fuerza que necesitan muchos padres en el momento del diagnóstico. Incluso a algunos de sus seguidores les ha motivado a adoptar un niño con síndrome de Down.

Sin embargo, aún queda camino por recorrer. Sigue habiendo prejuicios y estereotipos en la sociedad que tantas veces truncan la trayectoria formativa de estos niños, impidiéndoles completar los estudios secundarios o la formación profesional. Son menos aún los que han podido realizarse en el aspecto laboral, a pesar de que existen muchos trabajos que las personas con síndrome de Down podrían hacer muy bien.

https://www.instagram.com/p/BaXcRfiDnAb/?hl=es&taken-by=pepitamola

Como Pepita existen otros que están colaborando con este cometido, aunque no todos desde Instagram. Chicos como Isabella Springmuhl, una guatemalteca diseñadora de moda que es la primera persona con síndrome de Down en exhibir sus diseños en la Semana de Moda en Londres; Mikayla Holmgrem, la primera chica con síndrome de Down en participar en Miss Minesota, un concurso que forma parte de Miss USA y Miss Universo, o Pablo Pineda, maestro, actor y escritor y conferenciante, nos recuerdan diariamente lo lejos que estos niños pueden llegar si tan solo les damos la oportunidad. Como ellos, Pepita es un símbolo de esperanza y una inspiración para muchas familias que tienen a un miembro con síndrome de Down. Ojalá que para cuando Pepita sea mayor, hayamos crecido en aceptación e inclusión y ella pueda llegar a encontrar su sitio en la sociedad.

https://www.instagram.com/p/Ba9E7kQDRlz/?hl=es&taken-by=pepitamola

https://www.instagram.com/p/BaPpTMGDeft/?hl=es&taken-by=pepitamola

https://www.instagram.com/p/BbICY_XD0OC/?hl=es&taken-by=pepitamola




Cenas offline

Hay algunos momentos en los que los dispositivos están de más,  y la cena es uno de ellos. Esta es la idea de Common Sense, una organización que se dedica promover que los niños y las familias de hoy puedan navegar en el mundo digital. Ofrecen artículos  e información para padres y educadores, ideas de sentido común, como su nombre indica.

Su iniciativa, #Devicefreedinner, busca concienciar a los padres de la importancia de compartir el tiempo de la cena y de dedicar la atención completamente a la familia y a los hijos.  Sin móviles. En el spot, una madre y tres niños están sentados a la mesa cenando y discutiendo sobre lo mucho que echan de menos a su padre. De pronto les interrumpe su padre, Will Ferrell, para pedirles que se callen y que él pueda hacerse una selfie con un filtro de gato. El mensaje es que muchas veces incluso los niños saben que hay cosas que no se deben hacer durante la cena, pero los padres no.

 

Common Sense muestra algunos datos alarmantes en su último reporte: el uso diario de  móviles en niños de menos de 8 años es 10 veces más alto que en 2011. El reporte también muestra que los niños pasan un promedio de 2,19 horas diarias frente a las pantallas. De ese tiempo, 48 minutos son de móvil, un aumento significativo de los 5 minutos que pasaban frente al móvil en 2011. Este drástico aumento tiene un impacto profundo en los niños y en las familias, ya que los dispositivos móviles, a diferencia de la televisión, contienen el poder de un ordenador, un teléfono y una cámara, y todo eso cabe en el bolsillo del pantalón. Esto fomenta que se incrementen los niveles de distracción y potencialmente se aumente la adicción.

Hasta aquí nada nuevo, todos hemos escuchado de los riesgos de la tecnología. Pero quizá sea eso precisamente lo que está causando una vaga ansiedad en los padres: reconocen que un uso desmedido de la tecnología no es bueno, pero los niños quieren las pantallas y no queremos que las tengan. Y sin embargo muchas veces estamos adictos a ellas. En este sentido, y para aliviar un poco la ansiedad que esta situación puede causar, implementar iniciativas concretas puede ayudar a que las familias generen hábitos saludables y balanceados de interacción con la tecnología. ¿Un buen ejemplo? Una cena sin móviles.